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miércoles, 15 de mayo de 2013

La Educación Superior en América Latina. Realidad y Perspectiva

Fuente Imagen: Archivo Web

Los cambios políticos, económicos y sociales, desde la década de los años sesenta  en América Latina y el Caribe han generado una profunda transformación del Sistema Educativo en la mayoría de los países de la Región, que no escapan de una realidad cada vez más palpable de un crecimiento de la matrícula estudiantil; aumento  del número de profesores; la multiplicación de las instituciones educativas y por su rápida proliferación, el desconocimiento de los niveles de calidad de esas instituciones y de sus programas;  disminución  de la inversión pública, y el incremento de una internacionalización desfavorable.

Situación que ha venido acompañada por una carencia de información para estudiar  evolución,  estado actual y perspectivas de la educación superior. Ya que se carece de sistemas de recopilación, análisis y almacenamiento de datos. Por estas razones la información que se maneja es incompleta y desactualizada, no resulta comparable y por tanto no es confiable.  De allí que se le confiara a la Cátedra UNESCO de Educación Superior de la Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia, la realización de una investigación específica, en esta materia.

Entre las transformaciones del sistema educativo, planteadas por Yarzábal, destacan:
ü    El crecimiento de la población Estudiantil. Nada más entre 1950 y 1994, el número de inscritos en  educación superior  en América Latina, se multiplicó por 27, alcanzando en 1994 alrededor de 8 millones. Con una composición muy variada  no sólo en  grupos de edades,  sino por sus necesidades educativas y su disponibilidad de tiempo para la formación.

ü    El número total de docentes de educación superior se multiplicó por 28, pasando de unos 25 mil en 1950, a  más de 700.000 en 1994. Aumento que se dio sin la capacidad de formación de profesores. De donde se ha estimado que sólo el 20 % de los docentes tiene formación de postgrado y que el 10% pueden ser catalogados como investigadores independientes y en muchos casos, por la reducción de los salarios, trabajan a tiempo parcial en varias instituciones a la vez, reduciendo el tiempo dedicado a la enseñanza y la posibilidad de efectuar investigación.

ü    El aumento del número de instituciones de educación superior, que se dio de 100  en 1950 a alrededor de 6 mil en 1994. Solamente las universidades,  pasaron de alrededor de 70 a  más de 800, de ellas el 60 % son del sector privado. Constituyendo el 15% del total de instituciones de educación superior, y aun así reúnen el 70% de la matrícula estudiantil, del cuerpo docente y de los investigadores. Instituciones que en la región y en cada país, son muy variables en cuanto a su pertinencia, calidad y equidad; y que no han sido sometidos a mecanismos objetivos y precisos de evaluación y acreditación.

ü    Esta proliferación de instituciones de Educación Superior no fue acompañada por mecanismos de acreditación y regulación, razón por la cual se desconoce la capacidad académica y la pertinencia social de la mayoría de ellas.

ü    Tampoco fue acompañado de un incremento equivalente de los fondos públicos destinados a la educación. Salvo Costa Rica y Cuba, los demás países de la región se vieron afectados por una severa restricción financiera.

ü    La internacionalización de la educación superior y de la investigación científica, se acentuó  en las últimas décadas. Pero de forma desorganizada, con fuga de recursos humanos que lejos de contribuir al fortalecimiento de los sistemas de educación y de ciencia y tecnología de la Región, provocó una importante y sostenida emigración de profesionales y científicos que  están fortaleciendo los sistemas educativos, los centros de investigación y las economías de países industrializados.

De esta realidad en América Latina y el Caribe se hace necesario un nuevo papel de la Educación Superior. Puesto que la capacidad de las personas para crear, apropiarse y adaptarse a las nuevas tecnologías y a la globalización, está demandando una revalorización del conocimiento.
En América Latina ya se ve a la educación como el motor principal del desarrollo, con las demandas y necesidades que nacen de la Región, y que evidencian el desafío de una integración regional, así como el replantear las visiones,   misiones,  estructuras y  currículos de las universidades, para que atiendan la demanda de acceso y niveles de calidad.
Las relaciones entre las universidades y los estados,  actores principales de la educación superior latinoamericana han cambiado, pero se necesita un nuevo diálogo, para hacer realidad nuevas transformaciones necesarias, que deben hacerse en el propio seno de las universidades, en concordancia con los cambios de la sociedad, como una reinvención de las instituciones para satisfacer las tradiciones,  culturas, demandas y carencias. Sin suponer un plan único para todas las instituciones pues cada una, con realidades distintas, requerirá una estrategia particular de cambio y desarrollo.

Algunos lineamientos de políticas
Las políticas neoliberales han presentado un modelo estándar para la cultura académica y las prácticas educativas, en el que la competitividad es el único mecanismo para alcanzar el mejoramiento de la calidad del servicio,  es estimulando la privatización de la educación, pues el compromiso público de los gobiernos debe contraerse y que el mercado debe regir los cambios institucionales.
Pero el cambio y el desarrollo de la educación superior en América Latina y el Caribe: Suponen el diseño y la instrumentación de políticas y estrategias integrales que atiendan el sistema educativo, tomando en cuenta su complejidad, su dinámica interna y los cambios que están ocurriendo.
La meta debe ser mejorar la equidad,  pertinencia y  calidad de la educación superior, en base a un proceso de evaluación de programas,  instituciones y  sistemas, que a la vez cree un sistema de información confiable, normalizado, objetivo y permanentemente actualizado.

En su planteamiento Yarzábal señala algunos lineamientos de políticas que deben aplicarse, entre ellas:
ü    Crear  un sistema latinoamericano de información para fortalecer los sistemas nacionales de educación superior, que permita realizar estudios comparativos, detectar y difundir las iniciativas exitosas de transformación y orientar la cooperación internacional.

ü    Impulsar programas y estrategias que permitan responder a una demanda que conviene estimular, procurando alcanzar una efectiva democratización, de manera que toda persona con los méritos suficientes tenga asegurado el acceso.
Para lograr estos propósitos es necesario:
1.- Fortalecer la capacidad de las universidades para cumplir cabalmente sus funciones de docencia, investigación, extensión y servicios.
2.- Aumentar la valoración social de la educación técnica y humanística.
 3.- Asegurar una educación permanente y sin fronteras durante toda la vida. 
4.- Instrumentar o consolidar procesos de descentralización y regionalización de la educación superior.
5.- Generar fuertes vínculos entre las universidades y el conjunto del sistema.
6.-  Implantar sistemas solidarios de apoyo a los estudiantes carentes de recursos financieros.

ü    Crear programas orientados a formar profesores e investigadores y escuelas de pensamiento humanístico. Construir  modelos alternativos de organización social y de desarrollo humano. Los docentes incorporados al sistema, deben capacitarse en servicio o a través de programas de postgrado. Así mismo las instituciones de educación superior deben proporcionar las condiciones mínimas necesarias para el ejercicio de las tareas académicas, incluyendo las asignaciones financieras y el entorno físico.

ü    Organizar los tipos institucionales en subsistemas, coordinándolos y dotándolos de la flexibilidad necesaria para que el estudiante que ingrese a cualquiera de los niveles tenga asegurada la posibilidad de pasar de uno a otro nivel sin tener que volver a desarrollar sus estudios desde el principio. Esto podría lograrse mediante la implantación de un ciclo básico común (en ciencias exactas, naturales, humanas o sociales)   y el  reconocimiento de los estudios realizados en cualquier componente del sistema.

ü    Adoptar una serie de normas y criterios que faciliten la movilización de docentes, investigadores, estudiantes, técnicos, profesionales y obreros calificados en los espacios generados por procesos de integración. El Estado debe regulador e impulsar procesos de integración en la Región mediante acuerdos comerciales.

ü    Incrementar la inversión pública en educación y establecer mecanismos de incentivos tributarios que permitan potenciar sistemas de crédito educativo, subsidios a proyectos de inversión para el desarrollo institucional, y financiación de actividades de investigación. Ya que el Estado debe asegurar la entrega del bien público que constituye la educación.

ü    Innovar con un nuevo paradigma de cooperación horizontal, con alternativas viables que acompañen los cambios necesarios en la educación superior.  En base a la colaboración solidaria, aprovechando los recursos humanos, materiales y financieros,  promoviendo la creación de asociaciones, que generen “masas críticas” de investigadores, que optimicen el uso de tecnologías de punta, y aprovechar las oportunidades y potenciales de la Región.

ü    El proceso de transformación cuando se logre la relación sinérgica de los distintos actores sociales, en base a un diálogo constructivo, con mecanismos óptimos de negociación y en los propósitos comunes de proyectos estratégicos.  Por supuesto tomando en cuenta la experiencia de los organismos internacionales y su conocimiento de las realidades de los diversos países de América Latina, que son una plataforma que podría ser de utilidad para la definición y asesoría en los procesos nacionales de transformación de la educación superior.

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